Oh Señor, que yo no busque tanto ser consolado, cuanto consolar, ser comprendido, cuanto comprender, ser amado, cuanto amar.
Señor, hazme un instrumento de tu paz. Donde haya odio siembre yo amor; donde haya ofensa, perdón; donde hay duda, fe; donde hay desesperación, esperanza; donde haya tinieblas, luz; donde haya tristeza, alegría.
Señor, a veces mis dudas, mis miedos, mis desesperanzas, mi cobardía, tapan la voz de tu llamada… en ese momento, solo tienes que mirarme de nuevo, y entonces, reconoceré, sin dudar, el camino, el lugar, tu Luz y tu Paz.
Tu me abres el camino con tú perdón, y tu pleno amor me sostienes cómo tu santa madre María lo hizo contigo, ahora me dices levántate y anda no tengas miedo. Que María y tu dirijan mis pasos y hagan de mi una persona nueva.
Acógeme Señor con tu dulce mirada, Acógeme en tus brazos y tu dulce corazón para acercarme más a ti. Para que así como tú me abrazas pueda yo hacerlo con quien esta a mi lado, que como tú me miras yo también pueda hacerlo. Acógeme Señor y enséñame a tener bondad en mi corazón.